Fui al cine con la intención de ver Beetlejuice 2, pero, como suele pasar, las cosas no salieron como esperábamos. Por cuestiones de horarios, mi novia y yo llegamos tarde y terminamos viendo Terremoto 8.5, una película que pensé, al menos, nos ofrecería algo de entretenimiento con el clásico desastre natural en pantalla. Pero lo que nos encontramos fue, en resumen, una catástrofe cinematográfica de proporciones épicas, aunque no por las razones que esperábamos.
Desde los primeros minutos de la película, algo quedó claro: los efectos especiales de Terremoto 8.5 podrían haber sido sacados de una serie de baja calidad de principios de los 2000. Es 2024 y, sinceramente, me atrevo a decir que The CW tiene mejores efectos visuales en sus series que lo que este film nos ofreció. Entre edificios colapsando de manera poco convincente y olas que parecían haber sido diseñadas en una computadora con Windows 98, fue difícil tomar en serio el desastre que supuestamente estábamos presenciando.
Sinopsis
Una reacción en cadena imprevista de un tsunami, ciclón y una tormenta eléctrica hace que la ciudad colapse en un instante. Un padre que lucha desesperadamente para proteger a su hijo y a su hija de estos desastres, tratará de sobrevivir a una nueva catástrofe: Un terremoto que toma a todos desprevenidos y reduce la ciudad a cenizas.
La historia en sí es otro punto débil. No solo cae en los estereotipos más trillados posibles, sino que nos da una versión tan utópica del “padre héroe” que resulta casi insultante. Este es el típico padre que lo puede todo por sus hijos, el hombre que se enfrenta a un terremoto devastador y, de alguna manera, es capaz de salir ileso… hasta que no. El problema no es que nos presenten a un padre dispuesto a sacrificarse (algo que, en el papel, podría funcionar), sino que lo hacen de una manera tan ridícula y forzada que el espectador no puede más que preguntarse si esto es un drama o una parodia.
La actuación del protagonista, un padre que parece haber tomado clases de actuación en «El Manual del Drama Barato», es sencillamente lamentable. Las reacciones del personaje ante el terremoto son tan incoherentes que uno empieza a dudar si él sabe que está en medio de un desastre natural o si cree que está en un mal episodio de telenovela. ¡Y ni hablar de los personajes secundarios! Si alguna vez te has preguntado qué papel cumplen los personajes que no aportan nada a la trama, Terremoto 8.5 tiene la respuesta: estorbar. Así de simple. Los secundarios están ahí solo para hacer bulto, decir líneas absurdas y, de vez en cuando, hacerte cuestionar por qué no saliste del cine cuando aún tenías la oportunidad.
Uno de los problemas más graves de la película es el abuso del sentimentalismo barato. Todos hemos visto dramas asiáticos que, aunque exagerados, logran tocar la fibra emocional del espectador. Pero Terremoto 8.5 lleva esto a un nivel tan absurdo que es casi imposible no reírse de las situaciones más dramáticas. El sentimentalismo que inunda esta cinta es comparable con cualquier episodio de La Rosa de Guadalupe, solo que aquí no hay un milagro al final para salvar la situación. En su lugar, tenemos un sacrificio que no se siente heroico, sino patético.
Para colmo, la trama en sí no tiene ni pies ni cabeza. Si esperabas una película de desastres naturales al estilo de San Andreas o El Día Después de Mañana, lamento decirte que esta cinta no llega ni a eso. Incluso El Barco, esa serie española con Mario Casas, tiene una premisa de desastres naturales más creíble que lo que vimos aquí. La trama es tan ridícula que llegas a un punto en el que no te importa lo que le pase a los personajes, solo quieres que la película termine y puedas recuperar un poco de tu tiempo perdido.
Dejemos algo claro: los efectos especiales en 2024 ya han alcanzado un nivel impresionante, pero parece que Terremoto 8.5 no se enteró de esto. No exagero cuando digo que los efectos visuales de esta película parecen sacados de un videojuego de hace dos décadas. Las escenas de edificios derrumbándose y el supuesto “caos” generado por el terremoto son tan poco convincentes que, por momentos, te preguntas si estás viendo una parodia.
Y hablando de expectativas frustradas, el título Terremoto 8.5 es el mayor clickbait cinematográfico que he visto en mucho tiempo. Si esperabas un gran espectáculo de destrucción natural, prepárate para quedar profundamente decepcionado. El terremoto del título apenas tiene peso en la trama y, cuando finalmente ocurre, es tan mal ejecutado que casi te sientes troleado por haber pagado una entrada de cine.
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Lo curioso es que no es la primera vez que me pasa algo así con una película asiática de desastres. Hace unos meses vi Sismo Magnitud 9.5, otra cinta que prometía un espectáculo devastador y terminó siendo una historia sobre bomberos en China. Al menos esa película tenía una trama interesante y lograba entretener, aunque el título fuese engañoso. En cambio, Terremoto 8.5 no solo no ofrece un espectáculo convincente, sino que te hace preguntarte si los productores realmente pensaron que podían salirse con la suya poniendo un título llamativo para atraer al público.
En resumen, Terremoto 8.5 no solo es una película que falla en ofrecer entretenimiento, sino que es una de las experiencias cinematográficas más desgastantes que he tenido en años. Desde los efectos especiales mediocres hasta las actuaciones deprimentes, pasando por una trama predecible y personajes que no generan ningún tipo de empatía, esta película es un desastre en todos los sentidos.
Si te consideras un amante del cine de desastres, te recomiendo que ahorres tu dinero y busques otra opción, porque esta película es un ejemplo claro de cómo no hacer una película de este género. Como buen cinéfilo, me sacrifiqué para evitar que otros caigan en la trampa. Así que, por el bien del buen cine, evita Terremoto 8.5 y guarda tu dinero para algo que realmente valga la pena.