Kingdom Come: El retiro de La Liga de la Justicia mediante una epopeya generacional por Jhonatan Zapata.

En los albores de lo conocido como “humanidad”, el ser humano creó las historias para darle una forma a su realidad y poder explicar a su entorno algunos sin sentidos. Fue así como creó a sus míticos dioses los cuales regían sus ritos, motivaciones y su moral. Esta construcción del “constructor” generó que varias sociedades evolucionen en conjunto, alimentándose entre sí, para seguir prevaleciendo hasta en nuestra actualidad.

Sin embargo, las historias ya no retumban en la gente de la misma manera. Los dioses perdieron su nivel de importancia al convertirlos en solo ideas asumidas, superficialmente, sin preguntarse el porqué originario de su creación. En un mundo globalizado donde el humano ha podido llegar a donde soñaba, las deidades quedan relegadas a la fe pura.

Kingdom Come
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En Kingdom Come (1996), Mark Waid y Alex Ross, formulan una pregunta, ¿Es necesario crear nuevos dioses aun cuando nos hemos olvidado la razón para crearlos? Esto lo orquestan en la novela gráfica en mención que está compuesta como una adaptación libre del libro del Apocalipsis de la biblia.

Norman McCay es un ministro religioso quien se cuestiona su fe al vivir en un mundo que ya no confía en sí mismo. Lo humano es relegado por lo metahumano. Sin embargo, los superhéroes de antaño desaparecieron dejando a su progenie encargarse del vacío de poder originado en su ausencia. Los novicios destruyeron a todos los enemigos para luego embarcarse en una lucha campal por demostrar quién es el más poderoso.

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En medio del caos, Norman es visitado por El Espectro, quien le invita a sumarse a la observación de la destrucción y la construcción de todo lo conocido hasta ese momento. La consumación de toda la historia es determinada por la unión de los superhéroes retirados y sus sucesores.

Esta debacle generacional se convierte en una analogía constante en cada punto histórico de la humanidad gracias a la adaptación de una epopeya en la que los dioses actuales (superhéroes) se equivocaron y condenaron al mundo en el camino. Ellos, para hacerse cargo de lo ocurrido, recurren a tomar decisiones tajantes las cuales dividen al equipo en dos para así, finalmente, al volver a unirse, solucionar por completo el dilema.

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Se lee fácil porque ellos tienen características míticas mientras que nosotros, sus creadores, somos humanos. No obstante, la vuelta a la tuerca queda en la escena final donde la preocupación por la formación y desarrollo de la nueva generación se vuelve prioridad de quienes ahora deciden nuestro presente.

Esta forma de narrar la comparte la película Zack Snyder’s Justice League en su forma de retratar a los personajes y el estilo narrativo se compara a la animación hecha para Loving Vincent ya que el proceso de Alex Ross se basa en la pintura, aunque hiperrealista que dista mucho del post-impresionismo. La tecnología 3D ha llevado a hacer real varias de las cosas mostradas en el cómic, es a partir de aquí que la delgada línea de lo iconográfico y lo audiovisual se reduce al disfrute comiquero.

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