El cine durante la época de la Gran Depresión fue considerado, junto con otros medios de comunicación, una potencia en el consumo de masas y el entretenimiento. A su vez, sirvió como vía de escape y distracción de los problemas que la sociedad enfrentaba debido a la crisis.

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Algo curioso es que el inicio de la Gran Depresión coincidió con la introducción del sonido en el cine. Esto llevó a la producción principalmente de musicales y películas sobre gángsters. Este fenómeno ocurrió durante la administración de Herbert Hoover (1929-1933), y posteriormente el cine continuó evolucionando bajo la administración de Franklin D. Roosevelt (1933-1939).

La primera película comercial con sonido sincronizado fue «El Cantante de Jazz» (1927). Inicialmente, era una obra musical teatral interpretada por el cantante y actor George Jessel. Esta película revolucionó el cine al introducir finalmente el sonido. A pesar de que solo había aproximadamente 2 minutos de diálogos, en su mayoría improvisados, tuvo un gran éxito tanto en la obra original de 1925 como en su adaptación cinematográfica.

Sin embargo, algunos directores se resistían a adoptar el cine sonoro debido a su nostalgia por el cine mudo. A pesar de esto, «El Cantante de Jazz» se convirtió en una película de culto y dejó una huella significativa en la historia del cine como uno de los hitos en la transición del cine mudo al sonoro.

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Cine en la administración de Herbert Hoover:

Durante la administración de Herbert Hoover, se pueden mencionar dos películas clave sobre gángsters que se realizaron en los primeros años de la Gran Depresión: «El enemigo público» (William A. Wellman, 1931) y «Scarface» (Howard Hawks, 1932). Ambas películas presentan diferentes características que sirvieron como ejemplo para futuras producciones con sonido. A continuación, se detallan algunas de estas características:

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    1. Realismo y violencia: Tanto «El enemigo público» como «Scarface» retratan de manera realista y cruda el mundo de los gángsters, mostrando la violencia y el conflicto asociados con este tipo de personajes.
    2. Diálogos impactantes: Estas películas presentaron diálogos memorables y contundentes, que contribuyeron a la creación de un ambiente tenso y emocionante. Los personajes principales expresaban sus intenciones y amenazas de manera directa y poderosa.
    3. Ambientes urbanos y decadentes: Ambas películas exploraron los entornos urbanos y oscuros donde se desarrollaba la actividad de los gángsters. Los escenarios sombríos y llenos de peligro añadieron un elemento visual distintivo a estas producciones.
    4. Protagonistas carismáticos: Los protagonistas de estas películas, interpretados por actores destacados como James Cagney en «El enemigo público» y Paul Muni en «Scarface», encarnaron personajes carismáticos y carismáticos que capturaron la atención del público.
    5. Trama de ascenso y caída: Tanto «El enemigo público» como «Scarface» presentaron historias de gángsters que experimentan un ascenso meteórico en el mundo del crimen, seguido de su inevitable caída. Esta estructura narrativa se convirtió en un tropo recurrente en futuras películas del género.

    Estas características contribuyeron al impacto y la influencia duradera de «El enemigo público» y «Scarface» en la cinematografía y sentaron las bases para el desarrollo del género de películas de gángsters en los años siguientes.

En general, el cine de gángsters reflejaba de manera efectiva la situación de crisis económica y psicológica que Estados Unidos experimentaba. La Gran Depresión trajo consigo pobreza, hambre y desempleo, lo que llevó a las personas, principalmente por necesidad, a recurrir al robo, las huelgas y la venta ilegal, entre otras actividades.

Sin embargo, entre los años 1933 y 1934, la producción de películas de gángsters disminuyó por diversas razones. Entre estas razones se incluyen la abolición de la Ley Seca, el debilitamiento de las mafias y el temor de los estudios cinematográficos ante la crítica y preocupación por el contenido considerado inmoral.

Estos factores, combinados con los cambios sociales y políticos de la época, influyeron en la disminución de la producción de películas de gángsters. Aunque el género experimentó una pausa temporal, dejó un legado duradero en la historia del cine y continúa siendo un tema recurrente en la cinematografía actual.

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Cine en la administración de Franklin D. Roosevelt:

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Durante la administración de Roosevelt, la industria cinematográfica experimentó cambios significativos debido a la necesidad de crear éxitos comerciales que aliviaran la preocupación por la crisis y el desempleo. Fue en ese momento cuando se estrenó una de las mejores comedias de todos los tiempos y un clásico indiscutible: «Tiempos Modernos» de Charles Chaplin. Esta película es el mejor ejemplo de crítica social, combinando de manera brillante la realidad con la ficción y un humor característico.

«Tiempos Modernos» refleja de manera brillante los eventos de la crisis, como las huelgas, los enfrentamientos con la policía, la necesidad de robar para sobrevivir, la deshumanización del ser humano como una máquina, el desempleo, entre otros temas. Aunque se considera la última película muda, es una combinación única de cine mudo y sonoro, donde se escuchan sonidos de máquinas y, de manera curiosa, el único personaje que habla es el jefe de la fábrica donde trabajaba Chaplin. Esto simboliza que el jefe era la única voz autorizada, mientras que los empleados eran ignorados y tratados como simples máquinas.

En términos generales, «Tiempos Modernos» es un claro ejemplo de la realidad de la época y una película extraordinaria con un trasfondo impresionante. Además de «Tiempos Modernos», también surgieron películas destacadas en otros géneros, como «King Kong» (1933), «El Mago de Oz» (1939), «Lo que el viento se llevó» (1939) y el primer largometraje de Walt Disney, «Blanca Nieves y los siete enanitos».